Publicada en Diario El Mundo de Córdoba el 22 de agosto del 2004
Entrevista realizada por: Alfredo González Chimal (Algonchi)
En las décadas de los 60 y 70 era muy notorio observar por las entonces tranquilas calles y avenidas de la ciudad, circular esplendorosos vehículos que eran conducidos por sus propietarios concierto garbo y elegancia, claro con mucha precaución pues diferente a la época actual, si se respetaba a los peatones pues era muy estricto el reglamento de tránsito y hay de aquel que no respetará el mismo.
Así, entre esos conductores había una
persona muy especial que con garbo y elegancia transitaba en su Ford 54 color
rojo y blanco, ese personaje no era otro más que la señorita Ricarda Hernández
Chacón que lucía en sus frágiles manos bonitos guantes de seda y alrededor del
cuello y muñecas lujosas alhajas que causaba en la admiración de los
cordobeses.
Doña Ricarda y su hermana Eva que
desde siempre han vivido en la esquina de la avenida 5 y calle 10 laboraban en
la entonces Oficina Federal de Hacienda ubicada en la planta alta de lo que fue
la oficina de telégrafos, a un costado de la Catedral de la Purísima. La
primera fue la cajera principal mientras que la segunda trabajaba en otro
departamento, así transcurrieron los años hasta que una ocasión hubo problemas,
alguien tendría que pagar las consecuencias y ese alguien fue Ricarda, sin
embargo, en breve conversación con ambas negaron haber sido protagonistas de
alguna anomalía y mucho menos haber pisado la cárcel.
A continuación parte de la historia
de estas dos mujeres que hoy en día se puede asegurar, viven en extremas
condiciones de pobreza, Ricarda lleva salen todas las mañanas "a tomar el
sol" en el quicio de la puerta de la casa, allí vecinos y personas de
otros rumbos las saludan y les obsequian frutas, pan, refrescos y una que otra
moneda que ellas agradecen muy emocionadas.
Ricarda y Eva son originarias de
Huatusco, fueron sus padres don Nicasio Hernández Reyes y doña Luciana Chacón de Hernández,
orgullosamente afirman ser las dueñas de un enorme predio ubicado en el cerro
de Acatepec, tuvieron varios hermanos entre ellos Pedro, Angel, José, Antonio y
Mateo, todos viven en la ciudad de México con sus familias.
Cuestionadas si trabajaron en la Oficina
de Hacienda Federal, aceptaron afirmativamente, pero, al preguntarles que
narraran parte de la historia en ese lugar , Evita reviró al reportero, ¿qué quiere saber usted? Y enseguida la respuesta fue “cada quien
escogió su camino, no quisieron aumentarnos el sueldo, pero si incrementaron el
trabajo, entonces cada quien jalo por su lado”
¿No les hicieron una mala jugada?
-
No, no hubo nada de eso.
¿Alguna de ustedes fue detenida?
-
No, gracias a Dios no; estamos
detenidas solo en la casa para comer y dormir.
Ricarda como se señala líneas arriba,
conducía con elegancia su lujoso automóvil y al respecto dijo, “no puedo decir
algo fuera de lo normal, me gustaba manejar y aunque no tenía licencia, nadie
me molestaba, todos me trataban bien”.
¿En qué año nacieron?
-
La verdad ya ni sabemos, pero aquí
estamos disfrutando de la vida.
¿Alguien de las dos se casó?
Tomo la palabra Evita para expresar
que ella fue quien se casó con Marcos Darío López Souza de Huatusco y con
tristeza pero firme comentó “me abandonó, no me puedo mantener, gracias a Dios
no lo engañe, tuvimos un hijo a quien le dediqué toda mi vida, nuestros
familiares nos ayudaron, nos dieron todo, no nos faltó nada, aquí estamos
divirtiéndonos y gozando”.
¿Cómo se llama su hijo?
-
Ángel Joaquín López Hernández, es
licenciado en ciencias políticas y administración pública, vive en México.
¿Las ayuda?
-
Cómo no, él
está al pendiente de nosotras, no viene a menudo porque su trabajo no se lo
permite, pero cada mes está dos o tres días, nos da todo lo que necesitamos.
Doña Ricarda, ¿cómo fue la época que le tocó
vivir a la actual?
- Fue muy bonita, puedo afirmar que nada ha
cambiado.
¿Asistían a bailes?
- No, no íbamos a bailes pues a nuestro papá no
le gustaba, íbamos al cine, a la presentación de artistas de “la Corona” y
claro nos llevaba la iglesia a rezar el rosario.
Evita, ¿no se sienten abandonadas?
-
No, gracias a
Dios nunca nos falto nada.
¿Quién las
mantiene?
-
Mi hijo nos
compra todo lo que necesitamos, nos cumple nuestros antojos.
La gente, ¿las
molestan?
-
Para nada, las
personas son buenas con nosotras, nos tratan bien, nos estiman, con nadie
peleamos, no les quitamos nada, vivimos tranquilas en armonía y unificación,
qué más podemos pedir, nos obsequian dulces, chocolates, refrescos, pan,
gelatinas, en fin.
¿Se han enfermado?
- No, ni de tos ni de catarro, de nada, estamos
sanas.
¿Eso quiere decir que la gente de Huatusco es
muy fuerte?
- Así es, más con las chicatanas que son una
ricura, pero esto sucede pocos días del año.
¿El cerro de Acatepec?
- Es de nosotras.
¿Lo donaron?
- Sí, así lo hicimos, pero ellos (los
interesados) se echaron para atrás, no acordaron nada, ignoro porque se deshizo
esa hermandad.
¿Ya no hay
propuestas?
- Para nada, pero si hay alguien que quiere la
donación para construir una capilla deberá ser ante las autoridades
competentes, con documentos firmados y para los fines que se requieran, que no
haya jugarretas ya que nosotras no queremos ni un solo centavo, pero tampoco querían
queremos que nos vean como tontas.
¿Son felices cómo viven?
- La verdad sí, tenemos felicidad y salud
completa, nada nos hace daño, comemos de
todo, desayunamos, almorzamos y cenamos y a medianoche si tenemos hambre lo
hacemos.
Ricarda y Eva como todos los días del año se
levantan a las 6:00 y se van a dormir a las 20:00 horas. Cuando no están en las
afueras de la casa, bordan y tejen, asean el piso etc. “no somos inútiles”.
¿Por qué tienen sus rostros negritos?
- Pensamos que no quiero salir paño.
¿Por qué doña Ricarda casi no habla?
- Que Dios lo bendiga, muchas gracias por todo,
somos muy felices Eva y yo, estamos muy contentas, principalmente porque
tenemos salud.
El reportero insiste, Ricarda platiqué algo de
su vida.
- Qué cosa, que quiere que le platique, todo ha
sido muy agradable y bonito, nunca he sufrido, siempre sido feliz
Mientras
conversamos con las damas los cordobeses que son muy dadivosos y humanos se
acercan a Ricarda y Eva para entregarles fruta, golosinas y una que otra
moneda.
¿Les falta algo más para que la felicidad sea
completa?
- No, gracias a Dios no, tenemos lo principal
que es la salud lo demás es añadidura, bendito sea Dios, bendito sean todos los
que nos ofrecen un fruto o una moneda.
¿Qué consejo darían a las mujeres de hoy en día?
- Que se porten bien las que están casadas, que
sean felices con sus esposos, la impotencia no impide nada que reciban todos
los hijos que Dios les dé, que no se curen para no tener hijos, interviene
Ricarda, que los hombres no sean borrachos.
¿Antes, no había vicios?
- No, los papás se encargaban de sus hijos,
estaban muy pendientes con ellos, acudían a las escuelas para preguntar sobre
los avances educativos, si faltaban a clases, era un rigor hermosísimo. El
único vicio que teníamos era ir a misa y comulgar todos los días, ahora la
gente ya no asiste a la iglesia.
Si volviera nacer Eva, ¿qué le gustaría ser?
-Como siempre he sido y con mucha salud, lo
demás va escala tras escala.
¿Las chicas con minifalda?
- Son unas asquerosas, pero no ellas sino sus
padres alcahuetes e indecentes.
¿La pastilla?
-Igual, si no quieren tener hijos que no se
casen y santo remedio, que no se conviertan
en asesinas ni cobardes.
¿Madres
solteras?
-
Uhmmm hay
muchísimas, pero es culpa de los padres que nunca se preocupan de darles
educación.
¿Y, Ricarda?
- Me gustaría volver a ser como lo soy en estos
momentos, no puedo pedir más gracias a Dios.
¿Católicas?
- Al 100% somos católicas, apostólicas, romanas
y chicataneras, nuestros padres tomaron sus armas para defender sus
propiedades, se lanzaron al ataque y regresaron sanos y salvos.
Realmente, ¿no están abandonadas?
- De ninguna manera, somos las mujeres más
felices de la vida, la gente nos ayuda, conversan con nosotros, comemos mucho
chile porque nos da fortaleza para tranquear a quien se nos ponga enfrente.
¿Por qué no se casó Ricarda?
- El que se quiso casar conmigo es de Huatusco y
quería llevarme a vivir con él, me dije, cómo voy a dejar a mi hermana solita
mejor no me caso, a pesar de que mi pretendiente era licenciado, de buena
familia acomodada, entonces no hubo casamiento pues Eva no quiso irse a vivir a
Huatusco, no me arrepiento, soy feliz, no me falta nada no quiero nada.
¿Los hombres?
- Que no tenga vicios, que no sean ladrones ni
sinvergüenzas, sonriente expreso, creo que hay pocos hombres con
características nobles.
Finalmente Ricarda y Eva enviaron saludos a los
lectores de el mundo, deseándoles bienestar y salud. Culmina la conversación
con estas damas que para algunos están mal de la cabeza, qué va, están más
cuerdas que ustedes y servidor, ellas están viviendo en la época que les tocó
protagonizar, como todo ser humano tienen sentimientos y amor hacia el prójimo,
por ello estimado lector lectora los invitamos a visitar a este respetables
señoras en el quicio de la puerta de entrada, sin duda que tienen interesantes
historias que contarles. Por nuestra parte agradecemos a Ricarda y Evita hayan
aceptado esta entrevista, en lo personal hecho el milagro de reflexionar en
nuestro ser.